He participado en algunos proyectos con metodología Scrum y después de leer mucho sobre este enfoque, estaba especialmente interesado en saber más de sus normas desde el conocimiento y la experiencia de su creador.
Jeff Sutherland, autor de Scrum, explica en la parte inicial de su libro que escribe por la forma de trabajar de la mayoría de la gente. La forma equivocada en que creemos que hay que hacer el trabajo, porque así es como nos han enseñado a hacerlo. En su opinión existen dos formas de hacer las cosas:
- el viejo método «en cascada» que derrocha cientos de millones de dólares y no llega a nada
- el nuevo, que con menos personas y en menos tiempo puede producir más resultados, de mejor calidad y a menor precio. Este nuevo enfoque se denomina Scrum.
En muchos proyectos, el resultado es que las personas se frustran porque no obtienen lo que quieren. Los plazos no se cumplen, no se ajustan al presupuesto y, en demasiadas ocasiones, acaban en fracaso. Sobre todo, cuando se trata de equipos que desarrollan un trabajo creativo para producir algo nuevo. El Scrum cuestiona por qué lleva tanto tiempo y tantos esfuerzos hacer las cosas, y por qué lo hacemos tan mal a la hora de imaginar cuánto esfuerzo y tiempo requieren.
Basicamente, el Scrum se basa en una idea sencilla: cada vez que iniciamos un proyecto, ¿por qué no comprobamos como va cada cierto tiempo, vemos si lo que estamos haciendo apunta en la buena dirección y si es lo que la gente realmente quiere? ¿Y por qué no comprobar si existen maneras de mejorar lo que estamos haciendo, de hacerlo mejor y más rápido, y qué es lo que puede estar impidiendo que sea así? Esto es lo que se denomina un ciclo de «inspección y adaptación»
En el libro, editado por Planeta, Sutherland analiza conceptos clave del Scrum como la planificación de sprints, los backlogs o lista de objetivos, la importancia de los equipos y su dinámica, el responsable de producto, la reunión diaria de pie o Scrum Diario, la retrospectiva del Sprint o la pizarra Scrum, entre otros. Y para hacerlo expone de manera muy específica sus orígenes demostrando que el Scrum tiene sus raíces en el pensamiento y la práctica japonesas.
Scrum habla de eficiencia y mejora de procesos y proyectos. Expone claramente qué hacer, cuándo y cómo hacerlo. Es posible que no te animes a establecer una metodología Scrum en su totalidad dentro de tu organización o en tu próximo proyecto, pero te invito a que intentes aplicar pequeñas prácticas que te ayudarán a demostrar más valor a tu desarrollo profesional.
Destaco especialmente el capítulo «Cambiar el mundo» donde Sutherland presenta el Scrum aplicado a los problemas de la humanidad como la educación (fantástica la historia de Willy Wijnands en Alphen ann den Rijn), la pobreza, el gobierno o el futuro del trabajo.
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